Después de una lesión, el sistema nervioso está sometido a una reorganización enorme. Esto se conoce como plasticidad.
Por ejemplo, la médula espinal se ‘reconecta’ luego de un golpe o fractura a medida que las células nerviosas hacen nuevos contactos. Esto a su vez interrumpe el suministro celular de factores tróficos (un conjunto de sustancias, la mayoría de naturaleza proteica, que junto con las hormonas y los neurotransmisores desempeñan una importante función en la comunicación intercelular).
Los científicos lograron identificar y estudiar los cambios que se producen durante el procesamiento del dolor. Por ejemplo, usando una técnica llamada reacción en cadena de la polimerasa (Las ADN polimerasas juegan un papel clave en la replicación del ADN permitiendo el paso de información genética a las células hijas de generación en generación), los científicos pueden estudiar los genes estimulados por la lesión y el dolor persistente. Existe evidencia de que las proteínas que son sintetizadas por estos genes, pueden ser el objetivo para lograr nuevos tratamientos.
Los cambios dramáticos que se producen cuando hay lesiones y dolor persistente subrayan que el dolor crónico debe considerarse como una enfermedad del sistema nervioso, no solamente como dolor agudo prolongado o un síntoma de un golpe o herida. Por este motivo, los científicos esperan que las terapias dirigidas a prevenir los cambios a largo plazo que se producen en el sistema nervioso evitarán el desarrollo de afecciones de dolor crónico.
Neurotransmisores:
Al igual que las mutaciones en los genes (Una mutación es un cambio en la secuencia del ADN) pueden afectar la conducta de los mismos, también pueden afectar un número de neurotransmisores involucrados en el control del dolor. Usando tecnologías de imágenes sofisticadas, los investigadores ahora pueden ver lo que está pasando químicamente en la médula espinal. De este trabajo pueden surgir nuevos tratamientos que puedan ayudar a reducir o anular el dolor crónico o dolor agudo.
Esperanza para el futuro
A lo largo de los siglos la ciencia nos ha proporcionado la habilidad notable de entender y controlar el dolor con medicamentos, cirugía y otros tratamientos. Ahora, los científicos entienden mucho más sobre las causas y los mecanismos del dolor y la investigación ha producido adelantos dramáticos en el diagnóstico y tratamiento de un número de trastornos dolorosos.
Para las personas que luchan diariamente contra las limitaciones impuestas por el dolor, el trabajo de los científicos respaldados por NINDS mantiene la promesa de un mayor entendimiento del dolor en los próximos años. Su investigación ofrece un arma poderosa en la batalla para prolongar y mejorar las vidas de las personas con dolor: la esperanza.
Para obtener información adicional sobre los programas investigación: P.O. Box 5801
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(800) 352-9424
ninds.nih.gov, American Chronic Pain Association (ACPA) P.O. Box 850
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Tel: 916-632-0922; 800-533-3231
Fax: 916-652-8190
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